sábado, 10 de septiembre de 2016

Teoría monetaria 101: el proceso de ajuste monetario


Antes de continuar con la serie de posts sobre el Patrón Oro, detengámonos un momento en el proceso de ajuste monetario.

¿Qué es la demanda de dinero? Es el stock de dinero retenido para eventos futuros inciertos que no se ha deseado gastar en consumo e inversión. La demanda de dinero es la cantidad de dinero que las personas subjetivamente (cuya intensidad está enteramente determinada por juicios de valor) desean y están capacitadas de obtener y guardar. Ello se suele denominar también como atesoramiento o tenencia de efectivo (cash holding), saldos de tesorería o balance de efectivo (cash balance). La cantidad de dinero que un individuo decida retener está determinada por la utilidad marginal del dinero atesorado en su escala de valoración.

El proceso de ajuste monetario es la serie de reacciones concatenadas que ocurren ante un desequilibrio monetario, tanto a nivel individual como agregado. Veamos, resumidamente, el inicio de la cadena de sucesos:

¿Cómo se lidia con un excedente de dinero respecto a su demanda?
Gastándolo:
(a) aumentando las compras
(b) disminuyendo las ventas
(c) una combinación de ambos
¿Cómo se lidia con una falta de dinero respecto a su demanda?
No gastándolo:
(a) aumentando las ventas
(b) disminuyendo las compras
(c) una combinación de ambos
Primero una aclaración: no se debe entender el término “venta” solo como ser el dueño de un negocio o empresa y vender artículos o servicios. También cuando una persona trabaja en cualquier puesto útil está “vendiendo”. Lo que vende es su trabajo, un servicio que presta por un determinado tiempo. Al trabajar más, vende más, incrementa su producción y, por ende, contribuye a aumentar la oferta de lo que ayude a producir.

Dada una determinada demanda de dinero, es decir, la persona subjetivamente estima que tiene la cantidad de saldos de tesorería que necesita para cualquier imprevisto y dada una cierta existencia global de dinero; obtener un adicional stock de moneda provocará un desequilibrio al mismo nivel de precios. La cantidad de dinero que la gente tiene es ahora mayor que la cantidad que demanda para retener. Quien tiene más dinero del que cree que necesita a un cierto nivel de precios, gastará en consumo, en inversión o una combinación de ambas para deshacerse del excedente. En otras palabras, una de las primeras inclinaciones de la gente es provocar (1) un exceso de demanda monetaria que se manifiesta en el mercado de bienes, factores o activos financieros. Si se inclina por la inversión, puede gastar en factores de producción ya sea para iniciar un emprendimiento o ampliar uno existente o también comprar activos financieros que le rindan cierto interés. Si gasta en consumo, va adquirir bienes o servicios de consumo*. También puede dividir el sobrante en ambos: invertir una parte y con la otra comprar bienes de consumo. 

Adicionalmente, otra inclinación relacionada con quien tiene más dinero del que asume que necesita es que (2) tenderá a restringir sus ventas. Es evidente que en esta nueva situación no necesita esforzarse en conseguir tanto dinero como antes dado que ahora tiene un relativo excedente. Además, mayores ventas implican inyectar más dinero al exceso. Por ende, su oferta de bienes o servicios es disminuida. Un trabajador tenderá a emplearse por menos horas y los vendedores de bienes, al ver que tienen tenencias de efectivo mayores de las que desean, estarán menos incentivados a vender sus existencias. Y si lo hacen, ahora se desprenderán de menos bienes al mismo precio o de la misma cantidad de productos que antes pero a mayor precio.

Un ejemplo extremo de ello sería que imaginen que se sacan diez millones de dólares en la lotería hoy mismo. ¿Acaso van a guardar y mantener retenido todo ese exceso de dinero en sus cuentas corrientes o en efectivo en una caja en sus casas o en la billetera? Claro que no. Seguramente saldrán a gastarlo, ya sea en bienes de consumo, invirtiéndolo o ambas. Adicionalmente, es probable que ya no deseen trabajar tanto como antes o que renuncien directamente a su empleo mientras sientan que tienen un excedente dinerario. Por lo que reducen drásticamente la oferta de sus servicios y lo que producen.

Como podemos ver, individualmente cada agente puede deshacerse del sobrante de dinero (comprando cosas con él). Sin embargo, en agregado no se puede hacer. El stock total de dinero necesariamente sigue existiendo, por lo que no desaparece, sino que se ajusta su rendimiento. Ya sea que actúe uno de ellos o los dos juntos, ambos factores, (1) más demanda monetaria y (2) menor oferta de bienes y servicios, provocan una tendencia a la elevación relativa del precio de estos últimos. A medida que el dinero es gastado una y otra vez, tiende sucesivamente a elevar los precios. Es decir, una caída del precio (poder adquisitivo) del dinero: los precios suben por encima de lo que habrían subido si el exceso de dinero no hubiera estado presente en primer lugar.

Consecuentemente, dado que su poder adquisitivo está cayendo, su cantidad demandada aumenta. El exceso de dinero hace que los precios suban (el poder adquisitivo del dinero baja) hasta absorber ese excedente. Se propende a compensar el desequilibrio de sobrante dinerario al rendir este menos servicios (compra menos). Entonces el dinero ya no se estima tan excedente como con antelación pues su poder de compra es menor que antes. En agregado, los individuos no se pudieron librar del dinero, pero sí consiguieron subir los precios para terminar con el excedente en sus tenencias de efectivo. 

La caída del poder adquisitivo (la elevación de precios) continuará hasta el momento en que ya los agentes no estimen que tienen dinero en exceso. En ese momento, se detiene tanto el aumento del gasto como la retirada de inventarios y horas de trabajo del mercado. Es la propia caída del poder adquisitivo lo que tiende a eliminar el excedente: a medida que baja el precio del dinero, su cantidad demandada aumenta pues se necesita más para la misma cantidad de compras anticipadas. 

Veamos ahora el caso opuesto. Quien tiene menos dinero del que estima que necesita se comportará de forma inversa. Su esfuerzo por incrementar sus saldos de tesorería se manifiesta en una restricción de compras e incremento de ventas. Al molestarse en adquirir unidades monetarias adicionales, produce efectos contrarios a lo visto anteriormente. El primero es (1) una carencia de demanda monetaria, o sea, disminuir sus gastos tanto en el mercado de bienes y factores como de activos financieros. Sus desembolsos en inversión pueden caer mientras mantiene los de consumo igual o disminuir este último mientras los mantiene en el primero o disminuir ambos.

En segundo lugar puede ocurrir que (2) incremente sus ventas. El dinero obviamente no se compra con dinero, sino con bienes y servicios. Para adquirir más efectivo, el sujeto debe aumentar la disponibilidad de ya sea los servicios que ofrece o los bienes o activos financieros que posee. La oferta de bienes y servicios es, de esta forma, incrementada.

Nuevamente en forma individual la gente puede obtener más dinero (gastando menos), pero a nivel global no. La totalidad del stock de dinero sigue siendo la misma, no la pueden aumentar. Como ocurría antes, la acción individual o conjunta de estas medidas, (1) menos demanda monetaria y (2) mayor oferta de bienes y servicios, causará que se contraigan los precios de estos últimos. O, lo que es lo mismo, que el poder adquisitivo (precio) del dinero aumente, cayendo, de esta forma, la cantidad demandada de dinero. Por lo tanto, el desequilibrio a causa de la falta de dinero se tiende a compensar gracias a que la unidad monetaria rinde más servicios (compra más).




*El hecho de que en los casos mostrados al aumentar el gasto el consumo y no el de inversión o viceversa esté cambiando la preferencia temporal es una discusión que excedería mucho este post. Por simplicidad, acá no se tomará en cuenta.

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